En la Argentina por ejemplo, el Gobierno porteño tiene un Programa de Padrinazgos que le permite a una empresa, asociación o persona hacerse cargo de una plaza. "Se trata de una gestión compartida entre las empresas y la Comuna porteña. Los padrinos se ocupan del mantenimiento y la limpieza diaria de la plaza", según dice la Subsecretaría de Medio Ambiente de la Ciudad.
La práctica de padrinazgo es una buena manera de devolver a la ciudad un poco de lo que ella nos brinda, pero es cada vez mayor el número de personas que desean ser algo más que “padrinos” y deciden convertirse en “padres” de la naturaleza, como sucede actualmente en la ciudad de Raleigh, Carolina del Norte.
Mientras paseaba por una de las avenidas principales de la ciudad, me encontré con el cartel “Adopt a Stream”, una iniciativa desarrollada por la consultora medioambiental AMEC junto a la comunidad para preservar a los ríos y arroyos locales. En este caso se trata del arroyo Turkey Creek, como muestra la foto que logre sacar desde la ventana del auto.
Investigando sobre el tema en Internet, descubrí que ya existen diversos programas similares en el mundo, como es el caso de Uk Rivers Network conformado por voluntarios de Inglaterra con el propósito de fomentar la preservación de los ríos locales a través de acciones como la adopción. En la provincia de Quebec, Canadá, el programa “J’adopte un cours d’eau” fue premiado por involucrar a los estudiantes en un proyecto de ciencia para el beneficio del agua.
Sin ir más lejos, el Grupo Ecológico y Humanista Papamel de Brasil, desarrolla programas de adopción desde 1982 para la preservación de la Bahía del Rio das Contas y sus afluentes, en la Chapada Diamantina.
En tiempos donde la Naturaleza pareciera estar huérfana, es refrescante saber que existen tantas personas dispuestas a incorporarla como un nuevo miembro de la familia.