La mayoría de las mujeres, en algún momento de nuestras carreras, nos enfrentamos con el Glass Ceiling. Y esta semana me tocó a mi.
Pero por suerte, no se trataba de una barrera corporativa sino más bien de una ventana de inspiración, que permaneció con todo el equipo durante nuestras presentaciones en Brasil.
Mañana volvemos a Buenos Aires, cansados pero satisfechos, porque pudimos lograr que mismo con semejante paisaje, nadie mirara por la ventana.